Filigranas al volante

Me apasiona la F1, las motos, los rallyes… en fin, casi todo lo que se mueva con motor, para qué negarlo. De hecho, sé que esto me hace parecer (espero que sólo a veces) un bicho raro, pero bueno, al menos no hago daño a nadie y procuro no aburrir a la gente con este tema.

Sin embargo, hoy me he topado con un video que, a pesar de estar requete-editado, no deja de ser alucinante… o al menos, a mí me lo parece. Así que perdonadme por romper la regla de «no dar la brasa» 😀

No sé si habrá alguna forma para verlo directamente desde aquí (¿Richard? 😉 ), pero os dejo el enlace:
Ken Block Gymkhana Practice

Citas geniales

Saco a colación dos citas que me pasa David por email y que tienen como denominador común la genialidad:

Aquello que puedas hacer, o suenas que puedes hacer, comienzalo. La audacia tiene genio, poder y magia.

Goethe

Con el genio se inician las grandes obras, pero sólo con el trabajo se acaban.

Joseph Joubert, moralista y ensayista francés

Acción – Reacción

Los que me conocen en persona, aparte de tener esa suerte 😀 , saben que soy un tipo muy calmado… casi hasta entrar en la categoría de «huevón». Hoy, tristemente, me ha tocado mostrar mi lado más visceral y violento… delante de mis vástagos, para colmo y, como no, ha tenido que ser al volante.

La verdad es que hace ya mucho que voy relajado y tranquilo en el coche (atrás quedaron los tiempos de las «prisas» y «genios» conduciendo). Sin embargo, hay comportamientos que consiguen sacar lo peorcito de cada uno. En mi caso, me revienta que alguien te haga una barrabasada (no hablo de que se me cuelen en un atasco, sino de algo serio, que ponga en peligro mi integridad o la de los que viajan conmigo) y que, cuando le haces ver tu malestar… ¡aún tenga la poca vergüenza de increparte!. Lo siento, pero no puedo con eso.

Esta mañana, como decía, una elementa ha tenido la feliz idea de incorporarse a una rotonda justo cuando yo pasaba. Y, de no ser porque «la veía venir» y he pegado un frenazo, lo cierto es que la buena señora podría haber salido despedida contra el otro extremo de su coche (ella iba en un Citroën C3 y yo casi en un autobús). Viendo que me echaba encima, mientras frenaba a fondo, he empezado a tocar el claxon en un intento por hacer ver a la tipeja lo peligroso de su acción. Pues bien, aún va la elementa y se me pone a gritar y gesticular como diciéndome que si estoy loco, que donde voy…

En fin, que he saltado por el principio de acción-reacción (el mismo que se da en el hecho de estrenar corbata y que te salpique el aliño de la ensalada 😀 ) y le he espetado un «Â¡Â¡Â¡ I M B E C I L !!!» que se me ha llenado la boca al decirlo.

Triste, muy triste situación que mis retoños han tenido que presenciar…

¿Y a vosotros? ¿Qué os saca de quicio?